En su último disco "The Dreamer", lanzado tres meses antes de su muerte, Etta James interpreta varias canciones compuestas por otros, del clásico de R&B "Misty Blue" a la pieza de Ray Charles "In the Evening".
Pero quizá la pieza más curiosa incluida en el disco es la clásica de Guns N' Roses "Welcome to the Jungle".
Que James a sus 70 y tantos años interpretara la canción frenética de rock, aunque en un ritmo más cercano a sus raíces de blues, podría parecer extraño, pero esa pieza es quizá la mejor representación de James como cantante y persona: de espíritu bullicioso y con la capacidad de cantar cualquier cosa que le pusieran enfrente, así fuera jazz, blues, R&B o una canción pesada de rock.
James, cuya canción emblemática era "At Last", murió en Los Angeles de leucemia a los 73 años. En sus últimos dos años de vida también luchó contra la demencia y otros problemas de salud que le impidieron presentarse en los escenarios.
Su vida fue difícil desde el comienzo. Su madre tenía problemas con la ley y dejó que la criaran unos amigos, nunca supo quién era su padre (aunque creía que era el jugador de billar Minnesota Fats), y ella también tuvo sus propios obstáculos: décadas de adicción a las drogas, roces con la ley y otras dificultades
Se podría pensar que todas esas cosas apagaron el espíritu de James y su voz tiñéndola de tristeza.
Pero a pesar de que podía proyectar depresión, enojo y dolor en una canción, su voz se definía más por su gran pasión. Fuera de ser depresiva, James representaba la lucha de una mujer que logró salvarse del abismo, una y otra vez.
Una vez que hablaba era sincera y sin barreras. Era un espíritu libre", agregó Ritz.
Aunque Ritz la colocaba en la categoría de otros grandes músicos como Ray Charles, Aretha Franklin y Marvin Gaye, nunca tuvo tanto éxito comercial.